Leyenda por derecho propio en la NBA, Yao Ming causó una profunda impresión gracias a su escueto paso dentro de la liga. Bastante raro en los medios desde su retiro, el gigante chino, sin embargo, reveló el gran error que lo persiguió.

Si el “qué pasaría si” suele generar amplios debates dentro de la comunidad de la NBA, el que le concierne sigue siendo uno de los más famosos y lamentables de la historia. Sin sus fallas físicas, Yao Ming podría haberse establecido como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Un auténtico coloso de la raqueta de Houston desde la altura de sus 2,29 m, además tenía un mango de baloncesto y un cociente intelectual que lo hacían absolutamente indefendible:

El increíble malentendido de Yao Ming en la NBA

Relativamente discreto desde el final de su carrera, Yao ha ofrecido sin embargo a sus fans una bonita retrospectiva en las columnas de Tribuna de los jugadores. La oportunidad para él de volver en particular a su descubrimiento de la liga:

Todo sucedió tan rápido durante mi temporada de novato, pero recuerdo muy bien las primeras semanas. Siempre recuerdas las primeras impresiones.

Ese día, mis entrenadores me mostraron mi vestuario. Estaba tan emocionado de ver mi nombre en mi nueva camiseta de los Rockets. Fue algo enorme para mí porque nunca antes había tenido mi nombre en una camiseta. En la NBA, muchas cosas importantes eran diferentes de lo que sabía, pero sobre todo recuerdo pequeñas cosas como esa.

Muy contento de descubrir su apellido bordado en su nueva túnica, el pívot chino se sorprendió sin embargo… al ser llamado por este último en el vestuario de los Rockets:

Todos me llamaban “Yao”, pensaban que ese era mi primer nombre. Pero en China, nuestros apellidos se colocan antes de nuestros nombres. Con mis amigos chinos, yo era “Ming”. Pero a partir de ahí, me había convertido en “Yao”.

Un error común que sufren muchos atletas asiáticos cuando exportan a las ligas deportivas occidentales, y del que también sufrió Yao. E incluso si hubiera podido usar sus habilidades de intimidación para prevenir este fenómeno, habría demostrado ser incapaz de hacerlo, según sus palabras:

Una vez que todos empezaron a llamarme así, no me molesté en corregirlos. Yo era demasiado tímido.

Si necesariamente imponía respeto dada su complexión, Yao Ming no esperaba que sus compañeros lo llamaran por su apellido. Sin embargo, ¡no hay duda de que los devolverá tan pronto como llegue a Houston!